viernes, 25 de abril de 2008

Crucero por el Mediterráneo (III) Patmos y Mykonos

El día siguiente lo pasamos de travesía descansando, en la piscina o en alguna actividad.

Un día después llegamos temprano a la isla de Patmos en el Dodecaneso. Las opciones que nos daban no nos atraían demasiado y como no íbamos a estar mucho tiempo decidimos no desembarcar. Todo el que quisiera acercarse a tierra tenía, a su disposición, barcos que hacían el trayecto entre el transatlántico y el puerto, contínuamente, hasta poco antes de la hora de salida hacia nuevo destino del Costa Victoria (nuestro "hogar itinerante").



Proseguimos nuestro viaje y llegamos por la tarde a Mykonos. Como no podía acercarse a tierra el barco, por el poco calado del puertecito, se puso en funcionamiento de nuevo el sistema de barquitos "que voy que vengo".



Pudimos dar un largo paseo por la ciudad. En principio fuímos por las calles principales atestadas de gente, pero luego decidimos aventurarnos por las estrechas bocacalles que se insinuaban llenas de encanto hacia nuestra izquierda y trepamos, poco a poco, ladera arriba hasta llegar a la, supongo, carretera principal (es decir, coches, motos, asfalto...) el trayecto fué un encantador paseo. Nos cruzamos con muy pocas personas, lugareños y algún turista que había huído, como nosotros, del gentío de las calles más transitadas.



Después de contemplar el entorno desde esa altura bajamos, también sin prisas, por otras calles, hasta llegar, de nuevo,a las zonas turísticas. Enseguida dimos un reposo al cuerpo en una tarde calurosa, y más por el paseo, plantamos nuestro "campamento" en una, en aquellos momentos, tranquila terraza y disfrutamos de unas "cervecitas" frescas (no interpretar al pie de la letra, que nos conocemos).
Probamos suerte en un pequeño supermercado para ver si había productos sin gluten, pero el alfabeto griego no se nos da precisamente bién, así que recurrimos a nuestro "kit" de supervivencia y Javier pudo reponer calorías con un "snack" y unos salinis de Schär.
Poco a poco fue cayendo la tarde y empezaron a encenderse los farolillos que dieron un nuevo encanto a la ciudad mientras callejeábamos.



Por fin, llegamos a la orilla del Mediterráneo y nos encontramos con un choque de imágenes entre "La Mancha" (estos molinos son típicos en el entorno de este "Mare Nostrum", como decían los antiguos romanos) y lo que llamaban la "pequeña Venecia": todo un punto final para nuestra excursión.






6 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonito mykonos!estoy mirando un crucero para Octubre, y me encantaria las islas griegas, me tranquiliza mucho que no haya problema con la comida sin gluten.
espero impaciente la siguientes escalas...
chao

Caminar sin gluten dijo...

Preciosas fotografías. Magnífico el recorrido que hicisteis, y además por las islas griegas, y ahora estar aquí para contarnoslo.

Gracias por compartir vuestro viaje, por hacenos "viajar con vosotros" y por vuestra información.

Abrazo y besotes, amigos.

Ana y Víctor.

jucaralva dijo...

El querer compartir con vosotros nuestras idas y venidas por este mundo nos ha llevado a rememorar y revivir situaciones que de otra forma podrían caer en el olvido.
Gracias flor , gracias caminantes por interesaros por este rincón de Internet.

Si nos concedeis vuestra atención y, además, nos dais un premio el agradecimiento se multiplica. No nos lo esperábamos es todo un honor y , en breve, lo incluiremos en el siguiente capítulo.

jucaralva

Caminar sin gluten dijo...

El premio para nosotros es "viajar" gracias a este blog.

Un abrazo.

Tawaki dijo...

¡Enhorabuena por el premio! Esta parte del Mediterráneo me falta en mi colección, pero vuestras fotos son maravillosas e incitan a darse una vuelta por allí.

Un abrazo.

jucaralva dijo...

Gracia por "viajar" con nosotros, caminantes, y esperamos que sigais nuestras rutas como nosotros las vuestras.

Gracias tawaki esperamos seguir coleccionando fotos con tus viajes y que te sirvan nuestras aportaciones.

Abrazos.